La ONU ha declarado el 2022 como el Año Internacional del Vidrio y su Asamblea General oficiará una ceremonia de apertura “histórica para la industria del vidrio”, los días 10 y 11 de febrero en el Palacio de las Naciones de Ginebra.
Esta es una celebración de un material que ha cambiado la historia de la humanidad, y también la del automóvil.
Se cumple justo un siglo de la creación del parabrisas laminado, que es, junto al cinturón de seguridad de tres puntos, el elemento de seguridad que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado.
La ONU reconoce que “ el vidrio ha acompañado a la humanidad durante siglos, enriqueciendo la calidad de vida de millones de personas, y que, como uno de los materiales más importantes, versátiles y transformativos de la historia,.
El vidrio es un elemento importante en muchas esferas, como en el sector aeroespacial y de la automoción, la arquitectura, las artes, la tecnología de la información y las comunicaciones, la energía, la sanidad, el trabajo de laboratorio, la óptica y el envasado y el almacenamiento”.
Cuando pensamos en el cristal y los automóviles, el parabrisas y el resto de las lunas es lo primero que se nos viene a la cabeza. Pero el cristal está ganando terreno y también se aplica en otras partes de un automóvil, como en pantallas y en exclusivos elementos decorativos.
Cien años del parabrisas laminado
Se cumplen cien años desde que Henry Ford introdujera un nuevo el parabrisas laminado en sus modelos, a principios de los años 20 del pasado siglo.
A lo largo de estos cien años los parabrisas han evolucionado, pero el concepto básico de cristal laminado se mantiene vigente y sigue cumpliendo su función protectora, tanto desde el punto de vista de la seguridad vial, como de la salud.
Los primeros coches no disponían de parabrisas y sus conductores tenían que usar gafas para protegerse del viento, polvo y de las piedras.
A principios del Siglo XX se comenzaron a introducir los primeros parabrisas, compuestos de dos hojas de cristal horizontales desplazables: cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía plegarla y seguir adelante.
En 1915, Oldsmobile fue la primera marca que incluyó el parabrisas de serie en todos sus vehículos
Las ventajas del parabrisas pronto se convirtieron en terribles inconvenientes. En un accidente, los ocupantes solían resultar heridos por los fragmentos de cristal que salían despedidos, sufrir lesiones de gravedad tras atravesar el parabrisas de cabeza -generalizándose la expresión “un collar de cristal”- y salir despedidos del vehículo al sufrir un accidente.
El cristal laminado se había inventado en 1903, cuando a Edouard Benedictus se le cayó al suelo un vaso de vidrio y no se rompió en mil pedazos.
El al inventor francés se dio cuenta de que ese vaso había contenido nitrato de celulosa y la película seca que quedó sobre el cristal mantuvo los trozos unidos.
En Inglaterra, John C. Wood hace un descubrimiento similar en paralelo, pero es Benedictus quien presenta en 1909 la patente de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas.
El cristal laminado fue muy utilizado en las máscaras de gas de la I Guerra Mundial, pero tardó en popularizarse en el automóvil por su elevado precio, complicada industrialización y porque la capa intermedia se decoloraba con el paso del tiempo y hacía que el cristal fuera menos traslúcido.
Conocedor de su existencia, Henry Ford le encargó a Clarence Avery, el “genio” mecánico de la empresa, que buscara la forma de hacer un cristal laminado resistente y barato. Junto al especialista Pilkington se creó un nuevo proceso de fabricación de vidrio mucho más resistente.
A finales de 1919 empezaron a desarrollar cristales laminados para automóvil y en 1921 se comenzaron a instalar en modelos de la marca, de forma opcional. El primer parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker, en 1926.
Las ventajas del parabrisas laminado eran evidentes: no se rompía en mil pedazos, sino en forma de tela de araña; impedía que los pasajeros salieran despedidos, y su resistencia aportaba una mayor integridad estructural del coche en caso de vuelco.
Además, el parabrisas laminado mejora el confort acústico de un automóvil por su función aislante. Mucho más importante, la lámina del parabrisas bloquea más del 90% de los rayos UV, lo que protege los ojos y la piel de los ocupantes de las plazas delanteras.
Otra gran ventaja es que los cristales laminados se pueden reparar. Se recomienda reparar un parabrisas, si es posible, antes que sustituirlo. Un parabrisas reparado con la tecnología de hoy recupera su resistencia original.
Por otro lado, una reparación apenas tiene impacto en el medioambiente: solo representa una huella de carbono de 4 kilos de CO2 y unos desechos de 0,002 kilos, mientras que una sustitución supone 39,1 kilos de CO2 y 13,9 kilos de desechos.