Este destino tiene mucho a su favor: la atención cosechada por el estatus de La Valeta como Capital Europea de la Cultura en el 2018; su ubicación mediterránea, a solo 120 millas de Sicilia; su creciente popularidad como destino de cruceros, con líneas como Viking y Ponant haciendo escala allí; y, por supuesto, la belleza y el encanto del lugar en sí.
Aunque el turismo internacional se desplomó durante el inicio de la pandemia -de casi 2,8 millones en el 2019 a 660.000 en el 2020, los viajeros están regresando. Casi 2,3 millones de personas visitaron el destino en el 2022 y, aunque todavía no se han recuperado los niveles máximos, conviene recordar que, aunque ya lo hayamos superado, la sombra del virus todavía perdura.
En resumidas cuentas, Malta sólo puede ir hacia arriba, y he aquí una lista de razones:
Geografía
El archipiélago maltés está formado por tres islas principales: Malta, donde se encuentran La Valeta y el Gran Puerto; Gozo, más pequeña y menos desarrollada; y Comino, prácticamente sin explotar y cuya Laguna Azul es una atracción para el buceo y el submarinismo.
La mezcla de lo único y lo familiar
Sí, es la Europa del Viejo Mundo, con multitud de callejuelas sinuosas y arquitectura pintoresca que lo demuestran. Pero también emana una tentadora mezcla de influencias italianas y árabes, que se manifiesta en el idioma, en los nombres de pueblos y ciudades como Rabat y Mdina y en los apellidos locales.
La buena noticia para los visitantes norteamericanos es que se habla inglés, un vestigio de los años de dominio inglés.
Sus lugares aprobados por la Unesco
Aunque es un destino diminuto, Malta cuenta con tres lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: siete templos megalíticos en las islas de Malta y Gozo; el Hipogeo de Hal Saflieni; y La Valeta, la pintoresca capital maltesa.
El Hipogeo Hal Saflieni, un templo subterráneo cuyas paredes están adornadas con arte prehistórico y cuyos orígenes son tan antiguos que los arqueólogos no saben quién lo creó ni por qué.
Arte y cultura
Uno de los cuadros más famosos del maestro renacentista italiano Caravaggio, «La decapitación de San Juan Bautista», se encuentra, no en un abarrotado museo de Italia, sino en la Concatedral de San Juan, en Malta. Caravaggio era conocido por su uso de la sombra y la luz, conocido como claroscuro, y, curiosamente, por ser un asesino y fugitivo que huía de su pasado criminal.
Cabe destacar que la Concatedral de San Juan es una de las 365 iglesias de las islas, una por cada día del año.
Otro lugar fascinante son las catacumbas de San Pablo, en Rabat, un laberinto subterráneo del siglo IV que no sólo revela los primeros atisbos de vida cristiana en la isla de Malta, sino que también sirvió de refugio antiaéreo durante la II Guerra Mundial.
Yuniet Blanco Salas