Dos máquinas en la cima de la ingeniería, el Bugatti Chiron Sport y el Dassault Rafale Marine, se enfrentan en una base naval en Landivisiau, en el noroeste de Francia.
El encuentro definitivo de alto octanaje entre las mejores máquinas de Francia es un espectáculo para la vista.
El conductor y el piloto miran hacia adelante, muy concentrados. Esperan la señal de salida. La famosa Tricolor Francesa cae y momentos después, el asfalto comienza a vibrar. Los dos partieron uno al lado del otro.
El conductor y el piloto miran hacia el horizonte y aceleran a fondo. Con neumáticos sobre alquitrán suave, dos motores encienden sus posquemadores e iluminan proverbialmente la superficie negra.
Las dos máquinas de parentesco y legado compartido rugen y desaparecen de la vista en cuestión de segundos.
Este es el comienzo de un enfrentamiento extraordinario en Landivisiau, noroeste de Francia: el Bugatti Chiron Sport junto al Dassault Rafale Marine. 1,500 PS contra 58,550 newtons de empuje (5,727 PS), un auto hiperdeportivo contra un jet de la Marina.
Los dos productos de alta tecnología de Francia se encuentran en la cima de sus respectivos campos y representan el progreso técnico logrado después de décadas de trabajo de desarrollo en la ingeniería automotriz y aeroespacial.
Dos profesionales ocupan las cabinas: el piloto oficial de Bugatti Pierre-Henri Raphanel en el Chiron Sport y el capitán de fragata Etienne en el Rafale Marine.
Ellos y sus equipos se han estado preparando para este día durante semanas. La tensión previa al inicio es inmensa para todos los involucrados.